La hernia discal suele ser el resultado de una flexión lumbar repetida con cargas de compresión moderadas, por lo que el ciclismo puede ser un factor importante que contribuya a la insuficiencia discal.
Los síntomas de esta lesión, que se puede producir en la columna cervical (el cuello) o en la columna lumbar (la parte baja de la espalda), y puede ser debilitante, incluyen desde dolor de espalda, dolor de piernas, dolor de pies o debilidad en la pierna afectada, junto con entumecimiento y/o hormigueo. Todo ello dependiendo de la gravedad de la lesión.
Sin embargo, padecer una hernia discal no es sinónimo de decir adiós al ciclismo. En 2010, el ciclista profesional Carlos Sastre sufrió una hernia discal tras una caída en el Giro de Italia. Tras un mes y medio de fuertes dolores, no poder competir ni entrenar, y de una intensa rehabilitación, pudo correr el Tour de Francia sin que ello afectara a su rendimiento.
¿Qué es una hernia discal?
La columna vertebral está formada por muchos huesos pequeños apilados unos sobre otros, llamados vértebras. Las raíces nerviosas se ramifican entre las vértebras para servir a las distintas zonas del cuerpo. Los discos, hechos de un material compuesto en su mayor parte por agua, se sitúan entre cada vértebra de la columna vertebral en toda su longitud.
Estos tienen varias funciones importantes: permitir un ligero movimiento entre las vértebras, mantenerlas unidas y servir de amortiguadores entre los huesos. Están formados por dos capas: una exterior dura y una interior viscosa. La capa exterior del disco puede volverse frágil con la edad, perdiendo parte de su contenido de agua.
Una rotura o hernia discal se produce cuando la capa exterior dura se rompe, permitiendo que el contenido gelatinoso del disco se derrame. Esto puede irritar las raíces nerviosas que salen de la médula espinal, produciendo dolor y entumecimiento en la espalda, el cuello, el brazo o la pierna. Este dolor puede seguir la trayectoria de todo el nervio a lo largo de su curso.
¿Cómo se relacionan la hernia discal y el ciclismo?
Es muy difícil confirmar el diagnóstico de una hernia discal sin la ayuda de una resonancia magnética o un TAC. Si los estudios son negativos y se descartan otras lesiones, normalmente el diagnóstico es un frustrante «dolor lumbar crónico no específico«.
Este es el resultado de la posición de la bicicleta y de los tejidos que se estiran durante un largo periodo de tiempo, lo que disminuye la capacidad de estos tejidos para estabilizar los segmentos de la espalda. Esto permite una pérdida de control y un movimiento desprotegido a través de ciertos segmentos de la espalda que están experimentando el estiramiento excesivo, a veces referido como «arrastre de tejidos.»
Pero esto también puede ser la causa de una hernia discal, que se produce cuando los músculos son incapaces de sostener la columna vertebral y empiezan a comprimir, o cizallar, los discos.
¿Cómo tratar una hernia discal?
El tratamiento debe centrarse en fortalecer y aumentar la movilidad de las caderas. Los ejercicios que se centran en la amplitud de movimiento de la columna vertebral son contraproducentes, ya que parte del problema es el exceso de movimiento de la columna vertebral
También se recomienda fortalecer los músculos que sostienen la columna vertebral. Este fortalecimiento debe basarse en la resistencia, ya que es la posición prolongada la que hace que estos músculos fallen. Por supuesto, todo esto es una forma de mejorar el rendimiento.
Hay que tener en cuenta la posición de la bicicleta para colocar la columna vertebral en la posición neutra deseada para empezar. Con todo esto se puede llegar a conseguir practicar ciclismo con absoluta normalidad.
De hecho, la práctica de ciclismo puede ser aconsejable para tratar la hernia discal, siempre y cuando la lesión lo permita, dado que estira y fortalece pequeños grupos musculares en la zona de la columna vertebral. Algunos de estos músculos apenas pueden ser alcanzados y estimulados durante la gimnasia normal y, mediante el ciclismo, podemos lograr la estabilización de la musculatura de la espalda.
Es importante también llevar a cabo rutinas de estiramientos de las cadenas musculares anteriores, posteriores y laterales, siempre que estemos fuera de fase aguda.
¿Y si la rehabilitación no funciona?
En un pequeño número de casos, la cirugía es la respuesta si esta lesión no puede ser rehabilitada. La cirugía de la espalda ha mejorado hoy en día y se considera bastante segura. La discectomía consiste en eliminar parte, o la totalidad, del disco entre las vértebras. Esto libera la presión del nervio y el dolor se reduce inmediatamente. La rehabilitación también es muy importante, ya que esta zona será vulnerable a volver a lesionarse. Un cirujano ortopédico o un neurocirujano decidirán si se recomienda la cirugía en cada caso.
Fuente: Triathlon Magazine