En anteriores artículos analizamos la manera de hidratarse correctamente mientras se practica deporte. En este artículo vamos a ver cómo afecta la deshidratación al rendimiento deportivo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la pérdida de líquidos, y sobre todo, la no reposición de los mismos, afecta negativamente no sólo al rendimiento de un deportista, sino también a su estado de salud.
Como vimos en un artículo anterior, el organismo utiliza el mecanismo de la sudoración para liberar la energía que consume al practicar deporte. A medida que sudamos en el transcurso de la práctica deportiva, nuestro cuerpo deja ir, juntamente con el líquido, un conjunto de sales minerales imprescindibles para su correcto funcionamiento.
Precisamente, debido a este mecanismo de liberación energética, es vital que repongamos el líquido y las sustancias perdidas para un rendimiento adecuado como deportistas. A esta necesidad se la conoce como hidratación.
¿Qué es la deshidratación?
La deshidratación se produce cuando la pérdida excesiva de líquidos y sales minerales hace que el nivel de agua que contiene el organismo caiga por debajo de sus niveles adecuados.
La deshidratación se producirá, por lo tanto, cuando una persona ingiera menos líquidos que los que consume.
Las consecuencias de la deshidratación para el cuerpo humano
Las consecuencias de la deshidratación para el cuerpo humano variarán en función de la magnitud del trastorno. Pequeños niveles de deshidratación pueden causar las molestas agujetas. Niveles más serios de deshidratación pueden provocar lesiones, cansancio excesivo y, en consecuencia, una bajada drástica del rendimiento deportivo. La presencia de este problema en niveles más extremos puede causar dolencias tan peligrosas como vértigo, confusión o, incluso, el desvanecimiento.
Otro factor peligroso para la salud que puede aparecer a causa de la deshidratación es la subida de la temperatura corporal.
Este mecanismo del cuerpo se produce debido a la pérdida de líquido, que realiza una función termorreguladora de nuestro organismo. Cuanto más deshidratado se encuentre el deportista, menor será su capacidad para sudar, aumentando su temperatura corporal.
La deshidratación, en niveles más extremos, puede causar dolencias tan peligrosas como vértigo, confusión o, incluso, el desvanecimiento
Según estudios recientes, la pérdida de líquido superior al 10% del peso corporal puede provocar un riesgo para la propia integridad física del deportista. Los síntomas de la deshidratación, clasificados por orden de aparición según su gravedad, son los siguientes:
- Descenso de la capacidad del cuerpo para termorregularse.
- Disminución de la resistencia y aumento de la fatiga.
- Aparición de calambres y mareos.
- Disminución de la fuerza muscular, agotamiento y aparición de contracturas.
- Cefaleas y aumento de la temperatura corporal por encima de los 38 grados.
- Posibilidad de fallos orgánicos.
- Riesgo vital serio con pérdidas de líquidos superiores al 10% del peso del deportista.
¿Por qué la deshidratación afecta al rendimiento deportivo?
Cuando el deportista se deshidrata, la capacidad de obtención de energía aeróbica por parte de los músculos cae a su más mínima expresión. Este hecho tiene dos consecuencias: disminuye la fuerza que es capaz de proyectar el organismo y disminuye progresivamente la capacidad de sudoración, rompiéndose la termorregulación natural del cuerpo y aumentando la temperatura corporal.
Evidentemente, como estamos viendo a lo largo de este artículo, se trata de un proceso progresivo. En este proceso de deshidratación el rendimiento deportivo va bajando paulatinamente, hasta que llega el punto en el que pueden aparecer problemas de salud más serios.
Una vez nos encontramos en la situación extrema del aumento de la temperatura corporal, pueden surgir muchos problemas en el cuerpo que pueden derivar en patologías graves.
¿Cómo hidratarse correctamente?
Como hemos visto en anteriores artículos, una hidratación correcta que pretenda mantener un alto rendimiento deportivo y, sobre todo, preservar la salud del deportista, debe constar de tres fases: hidratarse antes de practicar deporte, hidratarse mientras se practica deporte, hidratarse después de practicar deporte.
Los especialistas en la materia recomiendan beber aproximadamente medio litro de líquido unas dos horas antes de practicar deporte.
Esto te permitirá dos cosas importantes: reducir la percepción del esfuerzo y, por lo tanto, la fatiga; y que tu temperatura corporal no aumente tan rápidamente cuando practiques ejercicio.
Mientras se practica ejercicio, es recomendable ingerir líquidos continuamente, en pequeños sorbos y en intervalos breves de tiempo. De esta manera, tu organismo puede sustituir las sales minerales a medida que las va expulsando por medio de la sudoración, autorregulando también de esta manera la temperatura corporal.
Por último, la correcta hidratación después de realizar deporte es fundamental. Es necesario reponer todo el líquido y las sales minerales que el cuerpo ha expulsado sudando. En este sentido, es clave empezar este proceso de recuperación lo antes posible. En la medida de lo posible, recomendamos que calcules el peso perdido en la práctica deportiva y que bebas esa misma cantidad de líquido para hidratarte correctamente.
¿Con qué podemos hidratarnos mejor?
En el mundo del deporte existe un intenso debate sobre la mejor manera de hidratarse, ¿con agua o con bebidas isotónicas?
La primera respuesta a esta pregunta es clara: no es tan importante si te hidratas con agua o con bebidas isotónicas como el hecho de que te hidrates.
Por lo tanto, cuando practiques deporte bueno será que te hidrates con lo que tengas más a mano en ese momento, agua o bebida deportiva.
Dicho esto, para precisar un poco más la respuesta, pasaremos a analizar las características básicas de ambos líquidos.
El agua no contiene hidratos de carbono ni tampoco, al menos en grandes cantidades, una gran variedad de sales minerales. Sin embargo, el agua es el líquido que más rápidamente absorve el organismo.
Por contra, las bebidas isotónicas están especialmente pensadas para una recuperación rápida de las sales minerales perdidas en la práctica deportiva y contienen, por lo general, una variedad importante de hidratos de carbono.
Por esta razón, la recomendación es ingerir agua en casos de práctica deportiva leve, ya que la pérdida de sales minerales no será muy profunda y el cuerpo absorverá el líquido con rapidez.
Las bebidas isotónicas, por el contrario, están recomendadas para casos de práctica deportiva intensa, cuando se vaya a perder una gran cantidad de sales minerales. De esta manera podremos reponer más rápidamente las sustancias perdidas sin que el rendimiento del deportista se resienta.